20 noviembre, 2009

Un mal día


encendido y apagado
por un misterio que nadie sabe un día fue luz
y al siguiente sombra de sí mismo,
haciendo eco en las voces que aún lo claman
niño necio u hombre entero
de la vida nada escapa, asomó el cuerpo sólo un poco
de sus pies y el peso corpóreo se alzó un hilillo de humo
poco pudo distinguir lo que define al horizonte, directo viento la risa,
soltó por delante el pecho más que las manos o los anhelos,
aquélla noche saltó el ímpetu, inquietud, ansias, asombro renovado
o tal vez sólo avanzó colérico el miedo pegado al hueso

¿dónde están los días?
¿extrañas caminar, oir música, comer, salir a diario de un hogar?
¿hallaste algo que deseabas encontrar?
sentada aquí me vienen para tí tantas preguntas, sé que vacías quedan
algo gritó justo al oído a un rítmo trepidante:
¡la noche se besa, se respeta, jamás se provoca a duelo!
convencido de ésto podrías coincidir ahora, siendo ave, siendo flecha
solo que en el presente a nadie le consta

un día te cuentan entre las ramas y al siguiente no hay ni flores,
un buen día disfrutas de una fiesta y al siguiente te lloran,

un mal día decides que lo de fuera te incomoda mientras desciendes lento,
eclipse de hierro y agua, negrura que ya no significa nada
mal día para sacar a pasear el resto de un alma

19 noviembre, 2009

Louis


Conocí cierto día un chico, amigo de mi hermana, reacción ágil, buen temple, con esa constante chispa corriendo de los ojos a las manos. Niño inquieto ante lo que se ve y oye. Algunas cosas platicamos, nos reímos, o nos pusimos serios. Más de un par de veces mientras escuchaba su parecer me pareció encontrar a un digno miembro de casta de los guerreros, los que forman con sus manos sus propios arcos y salen a buscar ágiles a la selva toda clase de aves o felinos, de los que siembran y cosechan su propia historia.

De los que hacen música y poesía al llegar la noche...

Ayer me pareció verlo en mi jardín tan nítidamente, explotando en una de esas carcajadas tan suyas, la juventud en esos ojos y el reflejo de algo común como generación de hace más de 15 años, con aquéllos días que me traen tantas cosas divertidas y emocionantes a la mente. Y allí él acariciando mi cabello, en una cercanía como amigo.

Louis, ¿a dónde perteneces ahora?

Conozco de hace más de un año los hechos de tus últimos días y en el fondo nunca los creí realmente ciertos. No fuiste tú el que llegó a ese extremo y nunca imaginé siquiera que fueras tú la víctima real de ese caos.

Nada. Justo me quedé con el recuerdo de esa expresión tan franca y rebelde, una sonrisa plena y el brillo en los ojos.